La llamada etapa de organización de la guerra independentista de México
comprende los sucesos bélicos y políticos ocurridos entre el momento en que
Ignacio López Rayón fue nombrado jefe de las fuerzas insurgentes en Saltillo
--poco antes de que Hidalgo, Allende, y otros jefes insurgentes fueran presos y
ejecutados en el norte de México-- y el fusilamiento del Siervo de la Patria, José María
Morelos y Pavón. Es decir, comprende del 16 de marzo de 1811 al 22 de diciembre
de 1815. Cuatro años que fueron de los más brillantes en lo que se refiere a
las acciones de guerra y de posicionamiento ideológico del movimiento
independentista de México.
López Rayón y la Junta de Zitácuaro
Como se ha
dicho, López Rayón fue nombrado jefe de las tropas insurgentes en Saltillo,
Coahuila, poco antes de la captura de los jefes insurgentes de la primera etapa
de la guerra de independencia. Este cargo lo compartió con José María Liceaga.
A la cabeza de unos mil hombres que constituían el remanente del primer
Ejército Insurgente, se encaminó hacia el sur, rumbo a Michoacán, a través de
un largo camino. Todo el territorio que había sido tomado inicialmente por
movimientos regionales simpatizantes de la insurgencia había sido recuperado
por el ejército virreinal; hecho que añadió una dificultad mayor a la travesía
a través del árido territorio de a Mesa Central mexicana.
Finalmente,
López Rayón fue capaz de conducir a esta pequeña tropa hasta Zitácuaro, una
villa localizada en el oriente de la intendencia de Michoacán. Allí, el 19 de
agosto de 1811, convocó a la formación de una Suprema Junta Nacional Americana que debía gobernar en nombre de
Fernando VII, y esto para
...para la
conservación de sus derechos, defensa de nuestra religión santa e indemnización
y libertad de nuestra oprimida Patria.
Ignacio
López Rayón, citado en Lemoine (1978)
Según esto,
la Junta de Zitácuaro no difería en sus propósitos de aquéllas establecidas en
otras partes de América; para quienes la existencia de estos concejos estaba
justificada en la conservación de la soberanía en nombre del destronado rey de
España hasta que no volviera a ocupar la titularidad de la Corona. La Junta de
Zitácuaro reunió sobre todo a la élite criolla del centro de México. Contó con
el apoyo de Morelos, jefe de la insurgencia en la sierra Madre del Sur. A ella
se le debe el primer proyecto de constitución nacional, que no prosperó; el
primer cuño de monedas propiamente mexicanas; así como los primeros intentos
por lograr el reconocimiento de la comunidad internacional (intentos que
iniciaron con el envío de un embajador a Estados Unidos).
En sus
intentos por legitimarse frente a los jefes regionales y ganar prestigio ante
el ejército realista, la Junta de Zitácuaro, o mejor dicho, López Rayón --en su
cargo de Ministro Universal de la Nación, y
en otras palabras, jefe de la Junta-- emprendió una serie de campañas militares
que no le rindieron los dividendos esperados. A pesar de contar con el apoyo de Los Guadalupe y otros benefactores de la causa
insurgente; López Rayón fue incapaz de impedir que la Junta fuera expulsada de
Zitácuaro por Calleja, en los primeros días de 1812. Acto seguido, los vocales
decidieron actuar cada uno por su cuenta en distintas regiones del sur de
México: José Sixto Verduzco permaneció en Michoacán, Rayón se trasladó a la
intendencia de México, y Liceaga se internó en el territorio de Guanajuato.
Reclamando
cada uno para sí la jefatura de la Junta, los jefes entraron en una discusión
que finalmente condujo a la desaparición de facto de este órgano de gobierno hacia la
primera mitad de 1813. La Junta de Zitácuaro fue sustituida por el Congreso de
Chilpancingo como máximo órgano de gobierno de la nación americana. Durante el
tiempo en que la Junta de Zitácuaro se tuvo que trasladar de Michoacán al
mineral de Sultepec (en el poniente de la intendencia de México) sobresalió la
producción intelectual de José María de Costilla, cura de San Cosme,
intendencia de Zacatecas. A él se debe la edición de un segundo órgano
informativo de los insurgentes, impreso en una imprenta que él mismo construyó.
Su pluma fue dura contra las autoridades virreinales, y en él se muestra una
tendencia a la radicalización política del movimiento insurgente.
Morelos y el Congreso de Chilpancingo
Al igual que López Rayón,
Don José María Morelos y Pavón no era novato en las acciones bélicas de los
insurgentes. Como el jefe de la Junta de Zitácuaro, Morelos también había
tenido actividad casi desde el principio de la guerra de independencia, especialmente
en la región de Tierra Caliente de Michoacán y México. Aunque es común señalar que recibió el
mando de los insurgentes luego de la captura de Hidalgo, Allende y Aldama;
Morelos era en realidad un jefe militar regional, supeditado a la autoridad de
la Junta de Zitácuaro. Era, por lo tanto, un subordinado de López Rayón. Sin
embargo, sí es posible decir que Hidalgo y Morelos si se conocieron, aunque
sólo se entrevistaron una vez en toda su vida en el pueblo de Charo, hasta
donde Morelos tuvo que seguir a Hidalgo, ante su negativa de recibirlo, desde
Indaparapeo.
La campaña
de Morelos inició en Carácuaro, un pueblo calentano de Michoacán. Ernesto
Lemoine divide su campaña en dos partes, cuyo parte aguas es el desastre de
Valladolid, donde fue estrepitosamente derrotado por el ejército realista.
Antes de ese episodio, acontecido en 1813, Morelos había ganado prestigio como
estratega militar (aunque no tenía ninguna formación como soldado). Pero luego
de su derrota en la tierra donde nació, Morelos y su ejército fueron dando un
traspié tras otro, hasta que finalmente la mayor parte de los jefes de su
ejército, o bien fueron muertos en combate, o bien fueron presos y fusilados
por las tropas virreinales.
Habiendo
levantado en armas a Carácuaro, Morelos se internó en la depresión del Balsas y
la sierra Madre del Sur, donde uno tras otro fue sumando Zacatula, Petatlán y
Tecpan a la lucha contra las autoridades virreinales. En mayo de 1811, el
ejército de Morelos --en el que se hallaban incluidos los cuatro hermanos
Galeana (el más conocido de ellos es Hermenegildo) su tropa de negros
costeños-- tomó Chilpancingo, Tixtla, Taxco.
Luego de
haber penetrado en el territorio de la intendencia de Puebla, donde venció a
los realistas en Chiautla, el cura de Carácuaro dividió su ejército en tres
columnas. Una, al frente de Nicolás Bravo, avanzó a Oaxaca. En su camino hacia
el sureste, Bravo tomó Acatlán y Huajuapan. Otro brazo, al mando de
Hermenegildo Galeana volvió a Taxco. El tercer grupo insurgente, encabezado
personalmente por Morelos, se encaminó hacia el valle de Puebla-Tlaxcala. Tomó
Izúcar, donde sumó a Mariano Matamoros, cura por más señas, y al hijo de éste.
Morelos finalmente no avanzó hacia Puebla de los Ángeles, pero siguiendo al
occidente, el 24 de diciembre de 1811 conquistó la villa de Cuautla para la
causa insurgente.
En febrero
de 1812, Félix María Calleja --la mejor espada de Nueva
España, como le habían apodado merced a sus múltiples victorias
frente a los insurgentes-- fue comisionado por el virrey Vanegas para que
terminara de una vez por todas con el ejército de Morelos. Desde luego que
Calleja esperaba vencer con facilidad a los insurgentes, sobre todo estando en
ventaja numérica y siendo los rebeldes un puñado de guerrilleros sin
instrucción militar --o al menos, esto era lo que pensaba el futuro virrey de
la Nueva España--. Así las cosas, inició en sitio de Cuautla; misma suerte que
en la Mixteca poblana estaba padeciendo Izúcar. Para este tiempo, López Rayón y
la Junta ya habían sido arrojados de Zitácuaro.
Luego de
setenta y dos días de combate, ambos bandos fueron incapaces de vencer. Los
realistas habían fracasado también en el intento de recuperar Izúcar, y el 2 de
marzo, los pudieron romper el sitio, evacuando Cuautla para evitar una masacre
de civiles. En la defensa final de esa plaza de lo que actualmente es el estado
de Morelos participaron también los propios habitantes de la villa,
destacándose un grupo de niños llamados Los Emulantes. Este batallón
infantil insurgente fue encabezado por el hijo natural del cura Morelos, Juan
Nepomuceno Almonte, y formaba parte del él Narciso Mendoza, mejor conocido en
la historia de México como el Niño Artillero.
Habiendo desalojado Cuautla, los insurgentes se dispersaron hacia el oriente,
rumbo a Izúcar y Chiautla.
Acosados por
el ejército español, los insurgentes se trasladaron hacia el oriente de Puebla,
tomaron la villa de Orizaba, y se enfrentaron al ejército virreinal en las
cumbres de Acultzingo, en el límite de Puebla y Veracruz. Nuevamente, el
enfrentamiento no dejó un vencedor claro, y como en Cuautla e Izúcar, los
insurgentes tuvieron que desplazarse, en esta ocasión hacia el sur. Luego de
capturar Tehuacán, Morelos y su ejército ocuparon la ciudad de Oaxaca, donde
instituyó un gobierno autónomo. El gobierno insurgente de la ciudad de Oaxaca
duró de 1812 a 1814, cuando fue recuperada la población por el ejército realista.
Más allá de representar la primera y única vez en que Morelos fue capaz de
tomar el control de una ciudad importante, fue Oaxaca el sitio donde Morelos se
deslindó finalmente de la tesis Fernandita de la Junta de Zitácuaro (ya
establecida y moribunda en Sultepec). En Oaxaca, Morelos convoca a la formación
de un Congreso Nacional con representantes electos por voto popular. La cita
sería en Chilpancingo.
Con el
propósito de llegar a Chilpancingo para el Congreso Nacional, el ejército de
Morelos se dirige hacia la Costa Grande, y finalmente rinde el castillo de San
Diego de Acapulco, en agosto de 1813. De esta suerte, la comunicación marítima
con Filipinas por el océano Pacífico quedó bajo control de los insurgentes.
Congreso de Chilpancingo
Las múltiples
victorias del ejército de Morelos habían dado al cura de Carácuaro un prestigio
del que carecía López Rayón y sus deslucidos enfrentamientos contra los
españoles en Valladolid y Zitácuaro, de donde fue expulsado con la Junta en
1812. En cambio, hacia mediados de 1813, Morelos dominaba gran parte del sur de
las intendencias de México, Puebla y Oaxaca. Gracias a esa autoridad militar,
Morelos pudo dar un giro radical al planteamiento político de la revolución
independentista. Para ello, se apoyó en numerosos personajes que participaron
en el Congreso de Chilpancingo convocado por él en junio de 1813; congreso que
se llevó a cabo en septiembre de ese mismo año, luego de la captura de
Acapulco.
Ya en
Chilpancingo, Morelos entrega a los congresistas un documento intitulado Sentimientos de la Nación.
Este documento refleja la posición política de Morelos, para quien...
...la
América es libre e independiente de España y de toda otra Nación, Gobierno o
Monarquía...
Morelos,
"Sentimientos de la Nación", Artículo 1°
y solicita a los
representantes populares...
...que así
se sancione, dando al mundo las razones
Morelos,
ibidem.
Los Sentimientos de la Nación incluyen además una serie de
disposiciones en lo económico, lo político y social que rompían definitivamente
con López Rayón y sus seguidores. Éstos, una vez preso el cura Hidalgo en 1811,
habían enviado una carta a Calleja donde exponían sus argumentos a favor del
movimiento revolucionario. En ella se señalaba que el propósito era restituir
la legitimidad existente antes de la supresión de la Junta de México y el golpe
de Estado contra Iturrigaray. Se justificaba el movimiento en tanto que, como
fue expuesto por los miembros de la Junta de México, América era dependiente
del rey de España, pero no de la nación española; y que por tanto, la
independencia buscada no era con respecto a la Corona, sino del "gobierno
ilegítimo" que se había reunido Cádiz.
En contraste
con la posición de la Junta de Zitácuaro, el Congreso de Chilpancingo se dio a
la tarea de definir jurídicamente las razones por las cuales la América mexicana debía ser libre de España. Por otra
parte, los diputados reunidos en Chilpancingo no eran los únicos pensadores que
se manifestaban a favor de la lucha independentista radicalizada de Morelos.
Una de las plumas más revolucionarias favorables a la insurgencia fue la de
Servando Teresa de Mier. A diferencia de Bustamante y Quintana Roo, para
quienes el problema se solucionaba con definir al pueblo o a los ayuntamientos
como los representantes legítimos de la nación; Teresa de Mier desarrolla estas
tesis influido por el liberalismo francés, y sostiene que América...
... posee su
propio pacto social, que la constituyó como parte de integrante de la monarquía
española, y que Carlos V contrajo con los conquistadores y los mismos indios, a
quienes consideró vasallos a cambio de concederles exenciones y privilegios.
Desde entonces, pese al despotismo, "conservaron los reyes en el fondo
nuestras leyes fundamentales, según las cuales las América son los reinos independientes
de España sin otro vínculo entre ellos que el rey..., dos reinos que se unen y
confederan por medio del rey, pero que no se incluyen." Tal es el código
originario de América, que Mier, empleando la terminología en boga, denomina
"Constitución Americana". Las reivindicaciones de los insurgentes son
fieles a ella; son los europeos los que tratan de abolir el pacto social y
sustituirlo por un gobierno tiránico...
Al declarar
los pensadores de la insurgencia la independencia de la nueva nación También declaraban el rompimiento con
el sistema social colonial. Entre otras cosas, los Sentimientos de la Nación contemplan la supresión del sistema de
castas, la residencia de la soberanía en el pueblo y la independencia de la
nación ante cualquier potencia extranjera. En otro sentido, se pronunciaba a
favor de la conservación del catolicismo como única religión (y como religión
de Estado en los hechos) y la exclusión de los extranjeros de las actividades
económicas. Se trata, por tanto, de un documento sumamente radical cuyos puntos
principales son recogidos por el Acta Solemne de la Declaración de
Independencia de la América Septentrional --firmada el 6 de noviembre de 1813--
y la primera Carta Magna de México, la Constitución de Apatzingán, redactada
por el Constituyente de Anáhuac en fuga de sus perseguidores españoles y
promulgada en Apatzingán, Michoacán, en 1814. La Carta de Apatzingán no pudo
ser puesta en marcha debido a la mala ventura de los insurgentes en sus
encuentros militares con el ejército realista.
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