viernes, 30 de marzo de 2012

2.3- Insurgencia Militar y Política de 1811 - 1815

La llamada etapa de organización de la guerra independentista de México comprende los sucesos bélicos y políticos ocurridos entre el momento en que Ignacio López Rayón fue nombrado jefe de las fuerzas insurgentes en Saltillo --poco antes de que Hidalgo, Allende, y otros jefes insurgentes fueran presos y ejecutados en el norte de México-- y el fusilamiento del Siervo de la Patria, José María Morelos y Pavón. Es decir, comprende del 16 de marzo de 1811 al 22 de diciembre de 1815. Cuatro años que fueron de los más brillantes en lo que se refiere a las acciones de guerra y de posicionamiento ideológico del movimiento independentista de México.

López Rayón y la Junta de Zitácuaro


Como se ha dicho, López Rayón fue nombrado jefe de las tropas insurgentes en Saltillo, Coahuila, poco antes de la captura de los jefes insurgentes de la primera etapa de la guerra de independencia. Este cargo lo compartió con José María Liceaga. A la cabeza de unos mil hombres que constituían el remanente del primer Ejército Insurgente, se encaminó hacia el sur, rumbo a Michoacán, a través de un largo camino. Todo el territorio que había sido tomado inicialmente por movimientos regionales simpatizantes de la insurgencia había sido recuperado por el ejército virreinal; hecho que añadió una dificultad mayor a la travesía a través del árido territorio de a Mesa Central mexicana.

Finalmente, López Rayón fue capaz de conducir a esta pequeña tropa hasta Zitácuaro, una villa localizada en el oriente de la intendencia de Michoacán. Allí, el 19 de agosto de 1811, convocó a la formación de una Suprema Junta Nacional Americana que debía gobernar en nombre de Fernando VII, y esto para

...para la conservación de sus derechos, defensa de nuestra religión santa e indemnización y libertad de nuestra oprimida Patria.
Ignacio López Rayón, citado en Lemoine (1978)

Según esto, la Junta de Zitácuaro no difería en sus propósitos de aquéllas establecidas en otras partes de América; para quienes la existencia de estos concejos estaba justificada en la conservación de la soberanía en nombre del destronado rey de España hasta que no volviera a ocupar la titularidad de la Corona. La Junta de Zitácuaro reunió sobre todo a la élite criolla del centro de México. Contó con el apoyo de Morelos, jefe de la insurgencia en la sierra Madre del Sur. A ella se le debe el primer proyecto de constitución nacional, que no prosperó; el primer cuño de monedas propiamente mexicanas; así como los primeros intentos por lograr el reconocimiento de la comunidad internacional (intentos que iniciaron con el envío de un embajador a Estados Unidos).

En sus intentos por legitimarse frente a los jefes regionales y ganar prestigio ante el ejército realista, la Junta de Zitácuaro, o mejor dicho, López Rayón --en su cargo de Ministro Universal de la Nación, y en otras palabras, jefe de la Junta-- emprendió una serie de campañas militares que no le rindieron los dividendos esperados. A pesar de contar con el apoyo de Los Guadalupe y otros benefactores de la causa insurgente; López Rayón fue incapaz de impedir que la Junta fuera expulsada de Zitácuaro por Calleja, en los primeros días de 1812. Acto seguido, los vocales decidieron actuar cada uno por su cuenta en distintas regiones del sur de México: José Sixto Verduzco permaneció en Michoacán, Rayón se trasladó a la intendencia de México, y Liceaga se internó en el territorio de Guanajuato.

Reclamando cada uno para sí la jefatura de la Junta, los jefes entraron en una discusión que finalmente condujo a la desaparición de facto de este órgano de gobierno hacia la primera mitad de 1813. La Junta de Zitácuaro fue sustituida por el Congreso de Chilpancingo como máximo órgano de gobierno de la nación americana. Durante el tiempo en que la Junta de Zitácuaro se tuvo que trasladar de Michoacán al mineral de Sultepec (en el poniente de la intendencia de México) sobresalió la producción intelectual de José María de Costilla, cura de San Cosme, intendencia de Zacatecas. A él se debe la edición de un segundo órgano informativo de los insurgentes, impreso en una imprenta que él mismo construyó. Su pluma fue dura contra las autoridades virreinales, y en él se muestra una tendencia a la radicalización política del movimiento insurgente.

Morelos y el Congreso de Chilpancingo


Al igual que López Rayón, Don José María Morelos y Pavón no era novato en las acciones bélicas de los insurgentes. Como el jefe de la Junta de Zitácuaro, Morelos también había tenido actividad casi desde el principio de la guerra de independencia, especialmente en la región de Tierra Caliente de Michoacán y México. Aunque es común señalar que recibió el mando de los insurgentes luego de la captura de Hidalgo, Allende y Aldama; Morelos era en realidad un jefe militar regional, supeditado a la autoridad de la Junta de Zitácuaro. Era, por lo tanto, un subordinado de López Rayón. Sin embargo, sí es posible decir que Hidalgo y Morelos si se conocieron, aunque sólo se entrevistaron una vez en toda su vida en el pueblo de Charo, hasta donde Morelos tuvo que seguir a Hidalgo, ante su negativa de recibirlo, desde Indaparapeo.

La campaña de Morelos inició en Carácuaro, un pueblo calentano de Michoacán. Ernesto Lemoine divide su campaña en dos partes, cuyo parte aguas es el desastre de Valladolid, donde fue estrepitosamente derrotado por el ejército realista. Antes de ese episodio, acontecido en 1813, Morelos había ganado prestigio como estratega militar (aunque no tenía ninguna formación como soldado). Pero luego de su derrota en la tierra donde nació, Morelos y su ejército fueron dando un traspié tras otro, hasta que finalmente la mayor parte de los jefes de su ejército, o bien fueron muertos en combate, o bien fueron presos y fusilados por las tropas virreinales.

Habiendo levantado en armas a Carácuaro, Morelos se internó en la depresión del Balsas y la sierra Madre del Sur, donde uno tras otro fue sumando Zacatula, Petatlán y Tecpan a la lucha contra las autoridades virreinales. En mayo de 1811, el ejército de Morelos --en el que se hallaban incluidos los cuatro hermanos Galeana (el más conocido de ellos es Hermenegildo) su tropa de negros costeños-- tomó Chilpancingo, Tixtla, Taxco.

Luego de haber penetrado en el territorio de la intendencia de Puebla, donde venció a los realistas en Chiautla, el cura de Carácuaro dividió su ejército en tres columnas. Una, al frente de Nicolás Bravo, avanzó a Oaxaca. En su camino hacia el sureste, Bravo tomó Acatlán y Huajuapan. Otro brazo, al mando de Hermenegildo Galeana volvió a Taxco. El tercer grupo insurgente, encabezado personalmente por Morelos, se encaminó hacia el valle de Puebla-Tlaxcala. Tomó Izúcar, donde sumó a Mariano Matamoros, cura por más señas, y al hijo de éste. Morelos finalmente no avanzó hacia Puebla de los Ángeles, pero siguiendo al occidente, el 24 de diciembre de 1811 conquistó la villa de Cuautla para la causa insurgente.

En febrero de 1812, Félix María Calleja --la mejor espada de Nueva España, como le habían apodado merced a sus múltiples victorias frente a los insurgentes-- fue comisionado por el virrey Vanegas para que terminara de una vez por todas con el ejército de Morelos. Desde luego que Calleja esperaba vencer con facilidad a los insurgentes, sobre todo estando en ventaja numérica y siendo los rebeldes un puñado de guerrilleros sin instrucción militar --o al menos, esto era lo que pensaba el futuro virrey de la Nueva España--. Así las cosas, inició en sitio de Cuautla; misma suerte que en la Mixteca poblana estaba padeciendo Izúcar. Para este tiempo, López Rayón y la Junta ya habían sido arrojados de Zitácuaro.

Luego de setenta y dos días de combate, ambos bandos fueron incapaces de vencer. Los realistas habían fracasado también en el intento de recuperar Izúcar, y el 2 de marzo, los pudieron romper el sitio, evacuando Cuautla para evitar una masacre de civiles. En la defensa final de esa plaza de lo que actualmente es el estado de Morelos participaron también los propios habitantes de la villa, destacándose un grupo de niños llamados Los Emulantes. Este batallón infantil insurgente fue encabezado por el hijo natural del cura Morelos, Juan Nepomuceno Almonte, y formaba parte del él Narciso Mendoza, mejor conocido en la historia de México como el Niño Artillero. Habiendo desalojado Cuautla, los insurgentes se dispersaron hacia el oriente, rumbo a Izúcar y Chiautla.

Acosados por el ejército español, los insurgentes se trasladaron hacia el oriente de Puebla, tomaron la villa de Orizaba, y se enfrentaron al ejército virreinal en las cumbres de Acultzingo, en el límite de Puebla y Veracruz. Nuevamente, el enfrentamiento no dejó un vencedor claro, y como en Cuautla e Izúcar, los insurgentes tuvieron que desplazarse, en esta ocasión hacia el sur. Luego de capturar Tehuacán, Morelos y su ejército ocuparon la ciudad de Oaxaca, donde instituyó un gobierno autónomo. El gobierno insurgente de la ciudad de Oaxaca duró de 1812 a 1814, cuando fue recuperada la población por el ejército realista. Más allá de representar la primera y única vez en que Morelos fue capaz de tomar el control de una ciudad importante, fue Oaxaca el sitio donde Morelos se deslindó finalmente de la tesis Fernandita de la Junta de Zitácuaro (ya establecida y moribunda en Sultepec). En Oaxaca, Morelos convoca a la formación de un Congreso Nacional con representantes electos por voto popular. La cita sería en Chilpancingo.

Con el propósito de llegar a Chilpancingo para el Congreso Nacional, el ejército de Morelos se dirige hacia la Costa Grande, y finalmente rinde el castillo de San Diego de Acapulco, en agosto de 1813. De esta suerte, la comunicación marítima con Filipinas por el océano Pacífico quedó bajo control de los insurgentes.

Congreso de Chilpancingo


Las múltiples victorias del ejército de Morelos habían dado al cura de Carácuaro un prestigio del que carecía López Rayón y sus deslucidos enfrentamientos contra los españoles en Valladolid y Zitácuaro, de donde fue expulsado con la Junta en 1812. En cambio, hacia mediados de 1813, Morelos dominaba gran parte del sur de las intendencias de México, Puebla y Oaxaca. Gracias a esa autoridad militar, Morelos pudo dar un giro radical al planteamiento político de la revolución independentista. Para ello, se apoyó en numerosos personajes que participaron en el Congreso de Chilpancingo convocado por él en junio de 1813; congreso que se llevó a cabo en septiembre de ese mismo año, luego de la captura de Acapulco.

Ya en Chilpancingo, Morelos entrega a los congresistas un documento intitulado Sentimientos de la Nación. Este documento refleja la posición política de Morelos, para quien...

...la América es libre e independiente de España y de toda otra Nación, Gobierno o Monarquía...
Morelos, "Sentimientos de la Nación", Artículo 1°
y solicita a los representantes populares...
...que así se sancione, dando al mundo las razones
Morelos, ibidem.

Los Sentimientos de la Nación incluyen además una serie de disposiciones en lo económico, lo político y social que rompían definitivamente con López Rayón y sus seguidores. Éstos, una vez preso el cura Hidalgo en 1811, habían enviado una carta a Calleja donde exponían sus argumentos a favor del movimiento revolucionario. En ella se señalaba que el propósito era restituir la legitimidad existente antes de la supresión de la Junta de México y el golpe de Estado contra Iturrigaray. Se justificaba el movimiento en tanto que, como fue expuesto por los miembros de la Junta de México, América era dependiente del rey de España, pero no de la nación española; y que por tanto, la independencia buscada no era con respecto a la Corona, sino del "gobierno ilegítimo" que se había reunido Cádiz.

En contraste con la posición de la Junta de Zitácuaro, el Congreso de Chilpancingo se dio a la tarea de definir jurídicamente las razones por las cuales la América mexicana debía ser libre de España. Por otra parte, los diputados reunidos en Chilpancingo no eran los únicos pensadores que se manifestaban a favor de la lucha independentista radicalizada de Morelos. Una de las plumas más revolucionarias favorables a la insurgencia fue la de Servando Teresa de Mier. A diferencia de Bustamante y Quintana Roo, para quienes el problema se solucionaba con definir al pueblo o a los ayuntamientos como los representantes legítimos de la nación; Teresa de Mier desarrolla estas tesis influido por el liberalismo francés, y sostiene que América...

... posee su propio pacto social, que la constituyó como parte de integrante de la monarquía española, y que Carlos V contrajo con los conquistadores y los mismos indios, a quienes consideró vasallos a cambio de concederles exenciones y privilegios. Desde entonces, pese al despotismo, "conservaron los reyes en el fondo nuestras leyes fundamentales, según las cuales las América son los reinos independientes de España sin otro vínculo entre ellos que el rey..., dos reinos que se unen y confederan por medio del rey, pero que no se incluyen." Tal es el código originario de América, que Mier, empleando la terminología en boga, denomina "Constitución Americana". Las reivindicaciones de los insurgentes son fieles a ella; son los europeos los que tratan de abolir el pacto social y sustituirlo por un gobierno tiránico...

Al declarar los pensadores de la insurgencia la independencia de la nueva nación También declaraban el rompimiento con el sistema social colonial. Entre otras cosas, los Sentimientos de la Nación contemplan la supresión del sistema de castas, la residencia de la soberanía en el pueblo y la independencia de la nación ante cualquier potencia extranjera. En otro sentido, se pronunciaba a favor de la conservación del catolicismo como única religión (y como religión de Estado en los hechos) y la exclusión de los extranjeros de las actividades económicas. Se trata, por tanto, de un documento sumamente radical cuyos puntos principales son recogidos por el Acta Solemne de la Declaración de Independencia de la América Septentrional --firmada el 6 de noviembre de 1813-- y la primera Carta Magna de México, la Constitución de Apatzingán, redactada por el Constituyente de Anáhuac en fuga de sus perseguidores españoles y promulgada en Apatzingán, Michoacán, en 1814. La Carta de Apatzingán no pudo ser puesta en marcha debido a la mala ventura de los insurgentes en sus encuentros militares con el ejército realista.

De Chilpancingo al paredón de Ecatepec


En junio de 1813, Morelos convocó a un congreso nacional de representantes de todas las provincias, y se reunieron en Chilpancingo en el actual estado de Guerrero para discutir el futuro de México como una nación independiente. Los puntos más importantes del documento preparado por el congreso fueron la soberanía nacional, el derecho universal al voto a todos los hombres, la adopción del catolicismo como la religión oficial, la abolición de la esclavitud y el trabajo forzado, el fin a los monopolios gubernamentales y el fin de los castigos físicos. Se firmó la declaración de independencia el 6 de noviembre de 1813. Aunque las fuerzas de Morelos tuvieron éxito inicialmente, las autoridades coloniales vencieron el sitio de la ciudad de México después de seis meses, capturaron posiciones en las áreas vecinas, y finalmente invadieron Chilpancingo. Después de estas derrotas el congreso (principalmente Ignacio López Rayón), en vez de hacer unión para poder llevar al éxito la independencia, decidió desconocer a Morelos como generalísimo y jefe supremo del ejército y le asignaron únicamente la protección del congreso en fuga. Morelos logró protegerlos de tal suerte que se logró la redacción de una constitución, que fue jurada en Apatzingán el 22 de octubre de 1814. La constitución daba poderes absolutistas al congreso (en abierta pugna entre sí) y este no tardó en reasignar los efectivos para la lucha y dejar practicamente sin fuerzas a Morelos, (por temor a que tomara el poder). Morelos fue capturado meses después en una escaramuza por mantener a raya a los realistas que perseguían a los congresistas y enfrentó el mismo destino que Hidalgo, murió fusilado después de ser degradado y excomulgado el 22 de diciembre de 1815. Morelos

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