La conquista
puso en contacto al viejo ya nuevo mundo, y el noroeste favoreció la apertura
de nuevos mercados. Algunos conquistadores arriesgaron sus ganancias en toda
clase de inversiones y aprovecharon la coyuntura de la construcción de villas y
ciudades y la necesidad de abastecer a los colonos de todo lo necesario.
El primer
abastecimiento procedió de la agricultura indígena que pronto se benefició con
la llegada de semillas, animales domésticos, rotación de cultivos, abundó
animal, uso de azadas y arado y sistema de riego. Los indios adoptaron algunas
técnicas, lo que contrarrestó la declinación demográfica, pero se resistieron
al cultivo del trigo. Éste se produjo en tierras de españoles, con tal éxito en
el valle de Atlixco, y el bajío, que empezó a exportar hacia las islas. Cortez
y la corona favorecieron la agricultura. El conquistador importó todo lo que
consideró un pie e inició el cultivo de azúcar y el primer ingenio.
Con la
consolidación de la agricultura, ésta sufrió acomodos. La disminución de la
población permitió que los españoles aquí tengan grandes extensiones de tierra,
que albergaron grupos familiares que se establecieron dentro de sus límites
como servidores hijos. La prohibición del endeudamiento en cantidades
importantes limitó el peonaje. Las grandes haciendas se extendieron hacia el
norte.
También se
ubicaron haciendas alrededor de México, puebla y Guadalajara, cerca de caminos
para sacar sus productos. Las grandes haciendas produjeron diversos cultivos y
ganado, lo que favoreció la formación de pequeños mercados regionales.
La llegada de
ganado afectó el paisaje y la dieta. Los animales se importaron masivamente
hice el occiso proliferar. La cría de mulas alcanzó gran demanda para las minas
y los transportes. Los ejidos indígenas se poblaron de ovejas, puercos,
gallinas y cabras. La ganadería mayor fue monopolizada por los españoles y su
rápido crecimiento causó daños considerables a las siembras de los indios. Para
frenar la autosuficiencia del reino, la corona prohibió el cultivo de vid y el
olivo. A la gran exportación de metales preciosos, se añadirían poco a poco la
del añil y grana cochinilla; que entrarían en el mercado europeo y, desde
luego, se impuso la exportación de metales preciosos.
La apertura de
minas requirió de abastecimiento y animales, lo que favoreció que las rodearan
haciendas productoras de grano y ganado. Al principio se beneficiaron lavaderos
de oro, que pronto se agotaron. A partir de 1532 la explotación se centró en la
plata: en 1546 se descubrieron los ricos yacimientos de Zacatecas 10554, los de
Guanajuato, a los que siguieron otros hacia el norte y hacia el sur. La falta
de mano de obra y la hostilidad de los chichimecas frenaron el proceso minero
hasta que aparecieron ciudades intermedias: San Miguel (1555), Celaya (1581),
León (1576), Durango (1563) y Saltillo (1577). El desarrollo de la minería se
favoreció por el método de patio en 1557 y la rebaja del impuesto real a
undécimo. Como las minas podían escrutarse un solo denunciarlas y trabajarlas,
hubo enriquecimientos rápidos, que también se evaporaron de la misma manera. La
minería sorteo tres problemas: mano de obra, escasez de capital y abasto de
azogue. En 1631 se consiguieron repartimiento es para las minas, pero los
mineros no tardaron en favorecer trabajadores libres asalariados junto para
asegurarse créditos los usuarios, los mineros empezaron a comprar haciendas. El
problema del azogue provocado por la irregularidad en su abasto turbo hasta el
siglo XVIII, en que la corona rebajó el precio hilo proveyó para favorecer el
aumento de la producción de plata. Los trabajadores de las minas mantuvieron su
libertad de movimiento que incluían indios que huían del pago de tributos.
Gozaban de mejores sueldos y condiciones e incluso un pago proporcional al metal
que extraían.
La producción
minera estímulo el desarrollo económico interno, pero casi todos exportarla, ya
fuera en lingotes o amonedada. Los artesanos españoles que llegaron, ofrecieron
otra nueva transmisión de conocimientos a los indios, que aprendieron los
oficios, a excepción de plateros y orfebres los españoles defendieron para sí.
Los obrajes de lana, seda y algodón, utilizaron tanto mano esclava como
asalariada y también de presos.
El comercio se
favoreció con la ampliación de mercados,
aunque los productos americanos, a excepción de los metales preciosos, los
colorantes y las pieles tardaron en ser aceptados en Europa. En cambio, la
nueva España se convirtió en un gran mercado de instrumentos, semillas,
animales y artículos de lujo europeos y asiáticos, llegados por mar y
conducidos por arriería al interior. La casa de contratación de Sevilla
determinó que el comercio siquiera por grandes flotas que partían de Cádiz a
Veracruz y de Manila a Acapulco, lo que permitía fiscalizar las y protegerla de
piratas ingleses y holandeses. Eso convirtió a México en centro de comunicación
de los dos extremos del imperio. El comercio siguió el modelo mercantilista,
monopolista y centralizado por la metrópoli, y no fue sino a fines del XVIII
que dejó de estar limitado a un puerto determinado, primero Sevilla y después
Cádiz. En ocasiones los comerciantes españoles eran simples intermediarios de
los extranjeros. Un sistema tan restringido era costoso por eso los borbonés
los suprimirían.
En el siglo
XVII, el comercio interno se incrementó al reducirse el tráfico con la
metrópoli y lograrse cierta autosuficiencia. Los nuevos caminos de Herradura
facilitaron el comercio y el surgimiento de nuevos poblados. Cuando éstos
quedaron en el cruce de caminos se transformaron en centros activos de
comercio, manufactura y agricultura, como en el caso de Querétaro. Las
ganancias del comercio las monopolizó el grupo del consulado de México, que
acumuló capital gracias a la construcción del cobro de los impuestos de
importación y las alcabalas internas, puesto que antes de las reformas borbonas
del siglo XVIII, el estado español careció de burocracia fiscal.
La nueva
España alcanzó su madurez en el siglo XVIII, cuando minería, ganadería,
agricultura, comercio y producción de manufactura se consolidaron y promovieron
la prosperidad del reino que se convirtió en una verdadera potencia, que
emprendería incluso la expansión del virreinato hacia el norte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario