viernes, 30 de marzo de 2012

6.1- La Revolución Maderista y los Traslados de Ciudad Juárez


Al calor de las ideas maderistas se formaron asociaciones políticas como el Club Democrático Potosino, el Centro Electoral Antirreyista y el Centro Antirreeleccionista Potosino; a ellas se incorporaron abogados, maestros, empleados y artesanos.

El 4 de junio de 1910 Madero llegó por segunda vez a San Luis en su campaña electoral. El intelectual potosino Jesús Silva Herzog, en sus memorias tituladas Una vida en la vida de México, atestigua:

Al llegar el tren Vitoreamos al señor Madero. Salió a la plataforma del pullman para dirigirnos la palabra; pero antes de que lo hiciera un individuo ya viejo alzó la voz y le dijo al candidato que por qué andaba agitando al pueblo; que si tanto le interesaba su suerte por qué no repartía sus haciendas. Siseamos al tipo aquél y unos cuantos chiflidos. [...] El candidato comenzó a hablarnos. Tenía facilidad de palabra y una voz delgaducha que sabía manejar y tender un hilo de emoción entre él y su auditorio. Se dirigió al intruso diciéndole: "El pueblo no pide pan, pide libertad". La frase sonó bien y lo aplaudimos [...]

  Don Francisco I. Madero y el licenciado Roque Estrada [que lo acompañaba] fueron aprehendidos [después] en Monterrey a petición del juez de distrito de San Luis, acusados de incitar a la rebelión. Ya en esta ciudad fueron internados en la penitenciaría del estado, donde permanecieron presos mes y medio. Obtuvieron su libertad bajo fianza y con la ciudad por cárcel.

 [...] Varias veces vi al señor Madero paseando por la Alameda [...] acompañado por Roque Estrada, Rafael Cepeda y el estudiante de derecho Pedro Antonio de los Santos [...] Madero era de baja estatura, probablemente de 1.55, barba cerrada y ojos vivaces.

Desde la llegada de Madero a la prisión, el doctor Rafael Cepeda se hizo cargo de los preparativos para una insurrección; de la misma manera, Pedro Antonio de los Santos iniciaba el movimiento en la Huasteca potosina.

Porfirio Díaz había declarado en la famosa e ineludible entrevista Díaz-Creelman: "He esperado con paciencia el día en que la república de México esté preparada para escoger y cambiar sus gobernantes en cada periodo sin peligro de guerras, ni daño al crédito y al progreso nacionales. Creo que ese día ha llegado". No obstante, llegado efectivamente el momento e iniciada ya la campaña antirreeleccionista, el gobierno de Díaz utilizó todos sus recursos para impedir unas elecciones democráticas. A partir de entonces Madero y sus simpatizantes radicalizaron sus posturas que llevarían al levantamiento armado.

El 12 de julio pasó por San Luis rumbo a Europa, vía Nueva York, el ministro de hacienda José Limantour. Acudieron a la estación el gobernador Espinosa y Cuevas y Francisco Madero, padre. El ministro les aconsejó que los prisioneros solicitaran libertad caucional, con la seguridad de que se les concedería sin dificultad alguna. Presentada la petición y corridos los trámites del caso, mediante depósito de 10 000 pesos en la sucursal del Banco Nacional de México, pagados por Pedro Barrenechea, rico industrial potosino y socio de Madero en la negociación minera de Santa María de la Paz en Matehuala, otorgó el juez la libertad del señor Madero y, por otra suma, la del señor Estrada. El día 22 de julio pasaron a habitar un departamento del edificio llamado Palacio Monumental.

Es posible que esta negociación, con la participación de hombres relevantes del régimen, fuera una maniobra política para ofrecer una salida al conflicto. De alguna manera, preparaba las condiciones para que Madero abandonara el país y que así, con la distancia y el tiempo, los acontecimientos tomaran otro rumbo.

El 4 de octubre se promulgó el decreto que declaraba presidente y vicepresidente electos a Porfirio Díaz y a Ramón Corral. Unas semanas antes, en el mes de septiembre, los antirreeleccionistas, que habían previsto estos resultados, preparaban la insurrección. Para el doctor Cepeda en San Luis Potosí y Gustavo Madero en México el levantamiento debió de hacerse el 15 de septiembre, pero Francisco I. Madero lo juzgó inoportuno por la visita de las representaciones extranjeras en los festejos del centenario. En Tancanhuitz las autoridades recibieron una denuncia del proyecto de insurrección. Ponciano Navarro, con un ejército de 700 hombres, tuvo que disolver sus fuerzas. Gustavo Madero fue aprehendido en la ciudad de México y a los pocos días recobró la libertad.

A principios de octubre llegó Francisco Cossío Robelo con un recado de Gustavo Madero para su hermano Francisco, en el que le señalaba la urgencia de abandonar la ciudad de San Luis. Madero, con ayuda de Julio Peña, tomó el tren en la estación de Peñasco la mañana del 6 de octubre; llegó a Laredo el 7 por la mañana y de ahí pasó a San Antonio, Texas, en donde le dieron alcance Roque Estrada y el doctor Cepeda. Madero y sus allegados habían preparado los términos del llamado Plan de San Luis durante su estancia en la capital potosina. Su redacción definitiva se concluyó en San Antonio, y fue fechado el 5 de octubre de 1910 y situado en la ciudad de San Luis.

El gobierno actual, aunque tiene por origen la violencia y el fraude, desde el momento que ha sido tolerado por el pueblo, puede tener para las naciones extranjeras ciertos títulos de legalidad, hasta el 30 del mes entrante, en que expiran sus poderes; pero como es necesario que el nuevo gobierno, dimanado del último fraude, no pueda recibirse ya del poder, o por lo menos se encuentre con la mayor parte de la nación protestando con las armas en la mano, contra esa usurpación, he designado la noche del domingo 20 del entrante noviembre, para que de las seis de la tarde en adelante, todas las poblaciones de la república se levanten en armas.

El 20 de noviembre de 1910, cuando debía estallar la revolución maderista, San Luis Potosí estaba en paz, a pesar de que Cepeda y De los Santos, al frente de unos 200 hombres se encontraban en los límites de Coahuila tratando en vano de avanzar hacia la capital potosina. La policía comenzó a aprehender a posibles simpatizantes, casi todos ellos miembros de los sectores medios de la población.

En los primeros meses de 1911 empezaron a surgir a lo largo y ancho del estado grupos de insurrectos, de los que la mayor parte se concentró en la Huasteca, región en donde Pedro Antonio de los Santos había realizado un intenso trabajo político. Las autoridades iniciaron una campaña de represión contra los diversos grupos que habían tomado las armas y que representaban diferentes intereses no del todo articulados a la propuesta maderista. En febrero de 1911, por ejemplo, Elías Fortuna formó la hermandad de Atotonilco con el fin de levantarse en la hacienda de Corcovada perteneciente a Villa Hidalgo y pasar después a Rioverde. Pretendía cambiar el gobierno y defender la religión; además, afirmaba que a los ricos les quitaría sus pertenencias para repartirlas entre los campesinos. En ese mismo mes, Cipriano Olivares, mecánico ferrocarrilero, originario de Cedral y vecino de Estación Vanegas, cayó preso en Matehuala acusado de capitanear un grupo de 50 hombres y de traficar con armas y municiones. En marzo, los disturbios cerca de Valles provocaron la destitución del jefe político y desencadenaron la represión violenta y la detención de los simpatizantes maderistas. A principios de abril, Manuel Lárraga, Franasco Oyarvide y Félix Lárraga se levantaron en armas en el rancho de San José del Tinto, jurisdicción de Tanlajás.

A fines de abril de 1911, mientras el gobierno de Díaz y las fuerzas revolucionarias al mando de Madero trataban de concertar los términos de la paz, el territorio potosino estaba lejos de mantener una situación estable. Dos grupos independientes y bien organizados confiscaron bienes en las haciendas de Illescas y El Salado, dos de las haciendas más grandes del norte potosino. El descontento continuó su expansión y hubo un levantamiento en San Ciro, organizado por Miguel Acosta y Pedro Montoya, quienes de ahí se dirigieron a tomar Lagunillas, asaltaron las haciendas de San Isidro, San Rafael, La Sanguijuela, Guayabos y San Vicente, de donde tomaron provisiones y recursos para continuar su marcha a Xilitla. Unidos a las fuerzas de Samuel Santos y Jesús Terrazas, tomaron en mayo de ese año Tamazunchale y Tampamolón.

Había también otros grupos independientes. Algunos eran bandoleros, otros eran gente de los pueblos que se unía a la rebelión para recuperar las tierras que habían pertenecido a sus comunidades.

En el norte potosino surgió otro grupo armado, de extracción popular, encabezado por Nicolás Torres, antiguo peón del rancho de Potreritos, cercano a Salinas. Se levantaron en armas a mediados de abril en las inmediaciones de San Luis y Zacatecas. El grupo creció rápidamente hasta llegar a los 200 o 300 hombres y alcanzó cierta organización formal cuando asumió la dirección intelectual del grupo José Macías, que había sido telegrafista. A principios de mayo establecieron su cuartel general en la hacienda de Illescas. El 11 de mayo de 1911, el grupo asaltó el carro correo del tren entre San Luis Potosí y Aguascalientes y se lo llevaron a Salinas. En poco tiempo lograron dominar el oeste potosino; sin embargo, los antirreeleccionistas no le reconocieron ninguna autoridad y Madero entregó el mando a algunos hacendados potosinos que comenzaban a participar en la lucha armada, entre los que se contaba José Pérez Castro, yerno de uno de los Díez Gutiérrez.

En las serranías que unen a San Luis Potosí con Tamaulipas apareció el Ejército Libertador de Tamaulipas, al mando de Alberto Carrera Torres. Mientras tanto, en el norte del país Orozco y Villa tomaron Ciudad Juárez a principios de mayo. El día 21 se firmó el Convenio de Ciudad Juárez entre Francisco S. Carbajal, Francisco Vázquez Gómez, Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, por el que se acordaba la renuncia de Díaz y Corral así como la suspensión de las hostilidades.

Durante el movimiento maderista, la efervescencia campesina creció en todo el estado. El clima fue propicio para el surgimiento de pequeñas bandas armadas, muchas veces de corta vida y frecuentemente apoyadas por la población rural.

Desde la Huasteca hasta el Altiplano, los problemas ancestrales derivados de la tenencia de la tierra fueron un factor básico en la rebelión: los indígenas de Huichamón encabezados por Ponciano Navarro, los que combatían con Policarpo Sánchez, con Rómulo Quesada, con Alberto Carrera Torres y con los hermanos Cedillo, se movilizaron en torno a este conflicto.

En el Altiplano de San Luis Potosí el levantamiento fue principalmente obra de los líderes antirreeleccionistas coahuilenses, sobre todo del doctor Cepeda, quien logró una organización relativamente eficiente y que contaba con fondos y pertrechos.

El Primer Regimiento del Ejército Libertador de Coahuila que opero en San Luis Potosí estaba al mando de Ildefonso Pérez. Sus militares más destacados fueron Gertrudis Sánchez, Ernesto Santos Coy, Andrés Saucedo, Guadalupe Dávila, Francisco Coss y los hermanos Luis y Eulalio Gutiérrez. En poco tiempo, Cepeda y Pérez lograron formar un cuerpo militar disciplinado. En mayo de 1911 lograron su mayor triunfo al forzar la renuncia de las autoridades de Matehuala que, después de la capital, era la ciudad más importante del estado.

Sin embargo, en vísperas de la caída de Díaz la fuerza militar más importante la constituían las tropas de Cándido Navarro que, desde principios de mayo, llegaron al estado de San Luis provenientes de Guanajuato. El 26 de mayo entraron a la ciudad de San Luis Potosí y el gobernador interino, José Encarnación Ipiña, tuvo que ofrecerles dinero de sus propios recursos para evitar el saqueo.

El 21 de mayo, con la renuncia del presidente Díaz y la convocatoria a nuevas elecciones generales, un nutrido número de campesinos y ferrocarrileros se alistó en las fuerzas de Cándido Navarro, acantonadas en la ciudad de San Luis.

El 26 de mayo, Francisco León de la Barra ocupó interinamente la presidencia de la república. Francisco I. Madero entró triunfante a la ciudad de México el 7 de junio de 1911 y, tras las elecciones de octubre, ocupó la presidencia el 6 de noviembre, mientras la vicepresidencia recayó en José María Pino Suárez. Durante el régimen de Madero, Rafael Cepeda fue nombrado gobernador constitucional del estado de San Luis Potosí, a partir de septiembre de 1911.

Con estos hechos concluye propiamente la revolución maderista. Se iniciaría, entonces, una gestión gubernamental limitada en la que los procesos de insurrección se desencadenaron de manera incontenible. El gobierno de Madero se debilitó en poco tiempo bajo la presión de quienes descartaban, mayoritariamente, la posibilidad de un nuevo orden sustentado en las viejas estructuras; sin embargo, el factor determinante fue la aparición de núcleos regionales que, liberados de la atracción del centro de poder que significaba Díaz, desplazaron sus propias fuerzas y establecieron sus demandas históricas e inmediatas.

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