viernes, 30 de marzo de 2012

4.3- La Intervención Francesa y el Segundo Imperio Mexicano


A principios de marzo de 1862 llegó a Veracruz el conde Laurencez con nuevos refuerzos para los franceses. También llegó el General Almonte, que se declaró jefe supremo de la nación y otros conservadores identificados como enemigos del gobierno liberal, quienes habían asegurado a los franceses que, al presentarse las fuerzas intervensionistas, una gran parte del pueblo mexicano se levantaría en armas para destruir a Juárez,  situación que no sucedió.

Cuando los representantes de  Inglaterra y España se dieron cuenta de que el propósito de los franceses era derrocar al gobierno de Juárez para traer después a gobernar a un representante suyo, declararon rota la alianza (abril de 1862), y después de arreglar satisfactoriamente sus respectivas reclamaciones con el gobierno de Juárez, decidieron reembarcarse con sus tropas.

El ejercito francés en cambio, se negó a retroceder a sus posiciones iniciales como se había convenido, y el conde Laurencez ordenó el avance de su ejército  hacia el interior del país.

Dicho ejercito estaba compuesto de 6 mil hombres, perfectamente armados y disciplinados, con abundantes víveres y municiones, y eran considerados excelentes soldados a causa de sus brillantes victorias en Europa. A este ejercito invasor vinieron a sumarse varias partidas conservadores, mal armadas, que al mando de Leonardo Márquez se incorporaron a Almonte.

BATALLA DE 5 DE MAYO


Laurencez creía fácil vencer al ejercito mexicano, por lo que, sin previa declaración de guerra y sin tomar las precauciones necesarias, ordenó el asalto a los fuertes de Loreto y Guadalupe, que defendían la ciudad de Puebla.

El general Ignacio Zaragoza, al mando del ejercito mexicano compuesto de 4, mil 800 hombres, se fortificó en la ciudad de puebla para detener el avance del ejercito invasor que fue rechazado con grandes pérdidas al intentar repetidas veces tomar las fortificaciones, teniendo al fin que abandonar el campo y retirarse  vencidos y perseguidos por la caballería mexicana.

La noticia del triunfo de las armas republicanas en Puebla llenó de entusiasmo a todo el país; sin embargo, si militarmente la batalla del 5 de mayo no detuvo el avance del ejercito francés; moralmente levantó a la República del concepto de desánimo y cobardía en que sus enemigos la suponían hundida.

La injusta intervención francesa despertó grandes simpatías por la causa de México en toda América y en los sectores liberales europeos; la prensa española, inglesa y francesa censuraba a Napoleón y abogaba por el retiro de las tropas invasoras.

Hay dos importantes razones en el gran significado que tuvo la batalla de Puebla por México. Por un lado, el frente unido de la población mexicana, reforzó la identidad nacional. Por otra parte, la experiencia de la invasión francesa contribuyó a definir algunos de los principios fundamentales de la política exterior de México, vigentes en las relaciones internacionales:

-    El respeto por la soberanía y la integridad territorial.
-         La no agresión.
-         La no interferencia en los asuntos internos de otros estados - la conciliación de diferencias a través de la negociación y no a través de la fuerza, y
-          la coexistencia pacifica.

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