LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO.
Desde los protagonistas
de los acontecimientos y sus contemporáneos hasta la actualidad, en cada época
y por cada autor se han intentado resumir en varias las causas de la
independencia, destacando algún aspecto parcial de acuerdo con la perspectiva
histórica del momento, por lo que el resultado es que hoy disponemos de una
extensa relación de posibles motivos originarios de la más variada naturaleza,
y de difícil análisis, cuya simple enumeración resultaría poco explicativa y
hasta cierto punto engañosa. Más importante sería analizar el nivel de
generalidad de cada una de estas causas y situarlas en la perspectiva adecuada,
ponderando su importancia relativa respecto a las demás y en cada uno de los
territorios afectados: lo que puede actuar como causa decisiva o tomarse como
característico en México (núcleo esencial del virreinato de Nueva España)
Por ello, la
determinación genérica de las causas de la independencia, como modelo teórico,
debe remitir siempre al análisis del proceso y de sus características específicas
en cada uno de los territorios.
Desde el siglo XIX, las
causas de la independencia se han venido presentando divididas en dos grupos:
causas internas de carácter negativo y causas externas de carácter positivo.
Las causas internas
Pueden ser consideradas
como causas internas aquéllas que se originaron en el interior de la sociedad
mexicana como resultado de su propio desarrollo histórico, y se caracterizan
por destacar algunos aspectos negativos de la acción colonizadora española. En
general, todos estos posibles motivos fueron señalados desde los primeros
momentos del proceso independentista, a veces por los mismos protagonistas de
los acontecimientos, por lo que suelen tener una intención más justificativa
que explicativa. Así, por ejemplo, cuando se atribuye el deseo de independencia
a la corrupción administrativa y la inmoralidad burocrática por parte de las
autoridades españolas, o a la relajación de las costumbres del clero, se trata
de destacar algunos casos, que sin duda fueron tenidos en cuenta por los
patriotas, pero a los que no puede atribuirse un carácter generalizado a toda
la administración y a todos los territorios.
En México, también el
bajo clero, como muestra la destacada participación de los sacerdotes Miguel
Hidalgo y José María Morelos, colaboró con los revolucionarios y tuvo una
participación destacada en la independencia. Otras posibles causas aducidas
reiteradamente, como la crueldad y el despotismo con que eran tratados los
indígenas y las restricciones culturales impuestas por las autoridades
españolas, están en abierta contradicción con algunos datos de la realidad.
En el virreinato de la
Nueva España, muchos indígenas militaron en el bando realista, lo que dio a los
enfrentamientos en esos territorios un carácter de verdadera guerra civil. La
existencia de universidades en muchas de las más importantes ciudades
hispanoamericanas, así como la formación cultural en las mismas de los propios
caudillos independentistas son otros tantos argumentos en contra de la
generalización de las razones mencionadas, necesitadas de precisiones que
alteran considerablemente su interpretación, como sucede con la rivalidad entre
criollos y españoles, con la consiguiente postergación de aquéllos, y el
establecimiento de un régimen de monopolios, gabelas y trabas, que dificultaba
el desarrollo de la economía americana y frenaba el crecimiento de su capacidad
productiva.
La legislación española no diferenciaba entre los españoles
peninsulares y americanos, por lo que el problema se planteaba, igual que en
España, entre los naturales de una región, provincia o reino que aspiraban a
ocupar los puestos de la administración en su tierra y los que provenían de
otras zonas, ocupaban los cargos y desplazaban a los naturales, generalmente
por residir en la corte o tener valedores en ella. En cuanto al sistema
económico, su influencia se vio disminuida por el incumplimiento sistemático de
la normativa, el contrabando y la escasa capacidad industrial de los
territorios americanos. Más bien fueron las medidas económicas de carácter
liberal que venían implantándose desde el siglo XVIII las que estimularon en la
burguesía criolla un creciente deseo de libertad mercantil.
Mayor importancia que
las mencionadas hasta aquí tuvieron las siguientes causas:
a) La concepción
patrimonial del Estado, toda vez que las Indias estaban vinculadas a España a
través de la persona del monarca. Las abdicaciones forzadas de Carlos IV y
Fernando VII, en 1808, rompieron la legitimidad establecida e interrumpieron
los vínculos existentes entre la Corona y los territorios hispanoamericanos,
que se vieron en la necesidad de atender a su propio gobierno.
b) La difusión de doctrinas populistas. Desde santo Tomás de
Aquino hasta el español Francisco Suárez, la tradición escolástica había
mantenido la teoría de que la soberanía revierte al pueblo cuando falta la
figura del rey. Esta doctrina de la soberanía popular, vigente en España, debió
de influir en los independentistas tanto como las emanadas del pensamiento
ilustrado del siglo XVIII.
c) La labor de los jesuitas. Las críticas dirigidas por los
miembros de la Compañía de Jesús a la actuación española en América después de
su expulsión de España en 1767, plasmadas en abundantes publicaciones, tuvieron
gran importancia en la generación de un clima de oposición al dominio español
entre la burguesía criolla.
d) Las enseñanzas impartidas por las universidades y el papel
desarrollado por las academias literarias, las sociedades económicas y la
masonería. La difusión de ideas liberales y revolucionarias contrarias a la
actuación de España en América ejerció una gran influencia en la formación de
algunos de los principales líderes de la independencia, cuya vinculación con la
Logia Lautaro les proporcionó el marco adecuado para la conspiración.
Las causas externas
Pueden ser consideradas como causas externas aquellas que
actuaron sobre el proceso independentista desde fuera de los dominios
imperiales españoles, en especial desde Europa y Estados Unidos. Algunas de
estas causas, como la Declaración de Independencia estadounidense o la
Revolución Francesa, cuya influencia en la historia mundial es evidente, actuaron
más como modelos que como causas directas del proceso. Mayor importancia tuvo
las ideas enciclopedistas y liberales procedentes de Francia. España se levantó
contra Napoleón el 2 de mayo de 1808.Este suceso facilitó la independencia de
México y otros países de latino América. Así como las relaciones de convivencia
de muchos de los máximos dirigentes independentistas, como Francisco de
Miranda, José de San Martín, Simón Bolívar, Mariano Moreno, Carlos de Alvear,
Bernardo O'Higgins, José Miguel Carrera Verdugo, Juan Pío de Montúfar y Vicente
Rocafuerte, que se encontraron con frecuencia en Londres, así como los
contactos que mantuvieron con los centros políticos de Estados Unidos y Gran
Bretaña. Ello les permitió equiparse ideológicamente, pero también les
proporcionó la posibilidad de contar con apoyos exteriores y las necesarias
fuentes de financiación para sus proyectos.
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