viernes, 30 de marzo de 2012

5.4- Los Movimientos de Oposición al Régimen Porfirista


Poco antes de concluir el siglo XIX una recesión económica a nivel mundial ocasionó la caída de los precios de la plata, principal producto comercial de México. Debido a la importancia que la exportación de tal producto tenía en la actividad económica nacional, la crisis produjo un desajuste en los precios de las exportaciones, causando una escasez en los productos que se vendían el interior del país, ya que muchas de las potencias con quien México comerciaba la plata, suspendieron la venta de productos de primera mano. Además, se produjo una desestabilización de la balanza de pagos, que ocasionó la caída del valor del peso mexicano ante otras monedas en el mercado internacional.

Varios factores que agravaron la crisis económica en febrero de 1908 y que consiguieron hacer que muchos pobladores del país se alzaran en amotinamientos contra el gobierno federal, fueron:

El aumento de las inversiones extranjeras en México. En el año de 1900, al comenzar el siglo XX, el capital proveniente de las actividades de inversión extranjera directa subió de forma brusca, al punto de triplicarse los índices en relación a las cuotas obtenidas en años anteriores.

El alza de precios en la canasta básica de alimentos —CBA—, producto de la decisión de los Ministerios de Hacienda y de Fomento, de abandonar el patrón plata, para sustituirlo por el patrón oro. Esta medida se decretó en el Diario Oficial de la Federación del 21 de junio de 1907, y se tomó para respaldar el valor adquisitivo del peso mexicano.

Las consecuencias del pánico financiero que la recesión económica a nivel mundial produjo, y que se originó en Nueva York, a mediados de octubre de 1907. La industria de México, que apenas estaba comenzado su incipiente desarrollo, se vio frenada ante la imposibilidad del gobierno para remediar la situación. El desempleo ocasionó la caída de salarios, con lo que miles de trabajadores comenzaron a emigrar a los estados sureños de Estados Unidos de América, como Arizona o Texas. Nuevamente, los estragos de la crisis ocasionaron su desempleo por las fábricas norteamericanas, y en consecuencia, su deportación a México, lo que agudizó aún más la situación.

En el verano de 1908, —principalmente en el mes de julio— los campesinos de todo el país padecieron una intensa sequía, que se extendió desde Sonora a los estados sureños como Chiapas. Las malas cosechas de años anteriores, aunado a la severidad de la crisis económica mundial y de la sequía, hicieron que en México se viviera una escasez de alimentos, y más adelante, un aumento del desempleo ocasionado por la baja de salarios en la industria y el comercio.

Todo lo anterior, sumado a algunos incidentes surgidos en esos años, ocasionó un serio descontento popular contra la persona de Díaz y sus allegados, a quienes el pueblo veía como culpables de la catástrofe económica del país. La clase obrera, que fue de las que más sufrieron la debacle económica, comenzó a movilizar a sus miembros exigiendo la mejora de los derechos laborales. Inspirados por el movimiento obrero que había surgido en Estados Unidos, los trabajadores mexicanos deseaban poder recuperar sus condiciones de trabajo dignas, y se lanzaron a la calle en manifestaciones nunca antes vistas. La Huelga de Cananea, en junio de 1906, la Huelga de Río Blanco, el 7 de enero de 1907 y la Rebelión de Acayucan, Veracruz en 1906 fueron las principales huelgas laborales de la época porfirista. Todas estas manifestaciones pretendían mejorar las condiciones económicas y conseguir la igualdad entre trabajadores mexicanos y extranjeros. Díaz intentó mediar en los tres conflictos, pero la situación se agravó debido a que los demandantes llegaron a pensar que el presidente favorecía a los patronos, y la mediación no logró su objetivo. Las autoridades federales y estatales concluyeron que la única alternativa era el uso de la fuerza para sofocar las revueltas. Los administradores de los negocios en cuestión permitieron al ejército penetrar en sus instalaciones para acabar con la huelga. La prensa mexicana auspició una campaña de desprestigio contra Díaz a raíz de las huelgas, que fue acogida por muchos sectores liberales en México. El Partido Liberal Mexicano, fundado en 1906 por Ricardo Flores Magón anarquista de tendencia radical, recogió muchas de las demandas del pueblo y se erigió en el principal opositor al gobierno de Díaz.

Luego de reelegirse en 1884, 1888, 1892 y 1896, se difundieron rumores de que Díaz abandonaría la presidencia en 1900. Poco tiempo antes de finalizar el año de 1898, la clase política comenzó a barajar nombres de entre los cuales podría salir el siguiente presidente del país ya que, debido a su avanzada edad y a sus problemas de salud, Díaz no podría continuar en el poder. Se mencionaba a José Yves Limantour, ministro hacendario, y a Bernardo Reyes, otrora Gobernador de Nuevo León y uno de los militares más allegados al presidente, y que gozaba de prestigio y autoridad en la política nacional, pues durante su mandato como gobernador neoleonés —1887-1895— logró acelerar el desarrollo socioeconómico de la entidad, y convirtió a Monterrey en un centro comercial clave para el resto del país. Sin embargo, el presidente Díaz no estaba dispuesto a abandonar el cargo, por lo que aprovechó la división entre Limantour y Reyes para proseguir con su campaña política. De acuerdo a José López Portillo y Rojas en "Elevación y caída de Porfirio Díaz", Reyes aceptó la candidatura presidencial de Limantour, puesto que éste último le ofreció el Ministerio de Guerra en caso de ser elegido.38 Pero Díaz, aludiendo al requisito constitucional por el cual sólo podían ser presidentes los hijos de mexicanos por nacimiento, descalificó al Ministro de Hacienda de la elección, puesto que era hijo de franceses. Así, el general Porfirio Díaz se postuló nuevamente a las elecciones de 1900, y salió electo en un período que duraría hasta 1904.

En 1904, Díaz usó la misma estratagema que había utilizado cuatro años atrás en relación a la sucesión presidencial y la competencia entre Limantour y Reyes. En esta ocasión, ya no se dio ningún pacto entre los candidatos como anteriormente había ocurrido. Se desató una competencia entre ambos políticos que ocasionó una gran agitación política, debido a la popularidad que Reyes había logrado entre los sectores de la sociedad. Nuevamente, Díaz lanzó su postulación presidencial, pero en un gesto que se interpretó de apoyo hacia Limantour y "Los Científicos", creó la Vicepresidencia, que le fue otorgada a Ramón Corral, nombrado por el grupo en el poder y hombre de confianza de Limantour. Una vez que Díaz obtuvo su séptima reelección, el grupo de Limantour hizo modificaciones al programa de gobierno, con lo que "Los Científicos" esperaban instaurar su propio sistema de gobierno, ya que auguraban que Díaz no concluiría su mandato, pues moriría. Y entonces, Ramón Corral habría de convertirse en presidente, con lo que comenzaría el mandato del grupo en el poder.

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